domingo, 21 de septiembre de 2014

EL ORIGEN DEL CÁNCER- Parte 3.

El modelo del càncer concuerda con el de nuestro mundo no sòlo a grandes rasgos, sino que coinciden hasta el màs mìnimo detalle.
El crecimiento de las grandes ciudades moderna brinda una imagen muy demostrativa de las ansias expansionistas comparables al càncer. En las fotografìas tomadas por satélite se ve còmo van devorando el paisaje de manera imparable. Al igual que los tumores cancerosos, crecen expulsando e infiltràndose, al tiempo que envìan por delante a ciudades satélites, zonas industriales y fabriles asì como otras actividades metastàsicas a modo de mensajeros.
La tierra es su conjunto puede compararse a un organismo afectado por el càncer. En efecto, nuestro planeta està siendo destruido paulatinamente, como sì sufriera esta misma enfermedad, se explota despiadadamente y se le priva de su fuerza de resistencia. A la hora de valorar si aún se encuentra en el estadio de la lucha defensiva o si ya ha alcanzado un estado caquético, los expertos en ecologìa, biologìa y teologìa no consiguen ponerse de acuerdo. Se denomina caquexia al estado del cuerpo cuando se RESIGNA ante la fuerza vital-juvenil del càncer; se rinde a que su vitalidad sea totalmente consumida y , en su apeteción, muestra una actitud abierta ante el paso al otro mundo. Puesto que nuestro planeta Tierra intenta una y otra vez regenerarse y se opone con todas sus fuerzas a los seres humanos que en ella proliferan, aun tiene esperanza.
Pero no ùnicamente es nuestra manera de pensar respecto a la Tierra nos parecemos a una célula cancerosa, sino que cometemos el mismo error inexcusable, es decir no tenemos en cuenta las consecuencias de nuestro comportamiento. La muerte del organismo supone inevitablemente la muerte de todas las células que lo componen, incluyendo las células cancerosas. Los inicios de la empresa son muy prometedores para la células cancerosas, se independiza de su entorno y se aproxima a los ideales de AUTARQUÌA, omnipotencia y ubicuidad. Del mismo modo que los organismos unicelulares dependen únicamente de ellos mismos para realizar todas las funciones necesarias, la célula cancerosa, que vive dentro de una aglomeraciòn de células, se convierte casi en un luchador en solitario e independiente. Sacrifica sus capacidades altamente especializadas por una potencial inmortalidad, que también posee el organismo unicelular. Mientras dispongan de alimento, tanto el organismo unicelular como la célula cancerosa permanecen con vida. Por el contrario, todas las demàs células organizadas en aglomeraciones celulares normales tienen una esperanza de vida natural dictada por su patrimonio genético. Las células cancerosas echan por tierra tales limitaciones y no muestran ninguna tendencia al envejecimiento, tal como ha quedado demostrado en un macabro experimento:
Las células del tumor de una persona que murió en los años veinte, de càncer, siguen vivas y continúan hasta el dia de hoy dividiéndose en una soluciòn nutritiva sin mostrar signos de envejecimiento o cansancio. El hecho de que, normalmente, las células cancerosas dejen de existir poco despuès de la muerte de su anfitriòn, es debido a que ya no disponen ni de alimento ni de energia. Mientras que los organismos unicelulares son realmente independientes e inmortales en su mundo acuàtico, caracterizado por la abundancia, las células cancerosas no tienen en cuenta que ùnicamente son inmortales potencialmente y que nunca pueden ser realmente independientes. Al igual que los seres humanos que poblamos la tierra, siempre son dependientes del cuerpo en el que habitan.
El hecho de que la tierra ya haya alcanzado la fase de manifestación de la enfermedad ilustra claramente la caritura de nuestros ideales a través de cáncer. Aún es más terrible constatar que nosotros somos el cáncer de la Tierra.
El crecimiento de nuestra economìa es tan ABERRANTE como el del cáncer; pese a que los índices de crecimiento son enormes, la empresa no tiene ninguna meta que pueda alcanzarse. El objetivo del progreso es más progreso, por lo tanto es un objetivo que debe realizarse en un futuro y que està fuera de nuestro alcance. 

Asimismo, el cáncer tiene un objetivo irrealizable, que se encuentra en su sombra y que supone la destrucción del organismo. Si los loables deseos de los políticos llegaran a hacerse realidad y los países en vías de desarrollo lograran ponerse al nivel de los países ricos, eso significaría el golpe de gracia para la ya amenazada ecología de nuestro planeta. No obstante, podemos estar tranquilos porque, en el fondo, esos deseos son simples palabras. Muy distintos son los deseos de continuar con un progreso lineal en nuestra parte del mundo, ya que tienen algo de corrompido y peligroso. Si no tenemos bien presente que PROCEDEMOS DE LA NATURALEZA y tampoco tenemos un objetivo en el ámbito ESPIRITUAL, corremos el riesgo de CONVERTIRNOS en un CÁNCER INCONTROLABLE. Lo cierto es que ya cumplimos con los CRITERIOS PARA ELLO.
Cuando esta terrible enfermedad muestra su cara màs oscura nos ATEMORIZAMOS, porque nos reconocemos a NOSOTROS MISMOS EN ELLA. No queremos vernos reflejados de manera tan fiel en un espejo. Esto es lo que la humanidad tiene en común con cualquier paciente.

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